En preparación a
Para este lunes, hemos elegido una Oración de Consagración a
Oración de Consagración del 21 de Noviembre compuesta por las Alumnas de Beaupeyrat, de Limoges (Francia) en los años 1960-1970 :
Oh Santísima Virgen María, venimos junto a Vos
para renovar
que Santa Juana de Lestonnac os hizo en el día de hoy
de todos los alumnos de
Somos vuestros y lo queremos ser cada vez más.
Concedednos sentir el horror profundo del mal,
la energía para luchar contra nuestros defectos y vencer las tentaciones;
en las horas difíciles, sed nuestra Luz y nuestra Esperanza.
Dadnos sed de verdad, de Belleza, de Bondad.
Hacednos almas de apóstoles leales, fuertes, puras, generosas.
Bendecid a todos los que amamos:
nuestros Padres, nuestros Profesores, nuestros Compañeros
y todos los Antiguos Alumnos de nuestra Casa.
Os pedimos por nuestro País:
Vos sois Nuestra Señora de Francia: velad por ella, rehaced su alma cristiana.
Que cada uno de vuestros hijos, Oh Señora Nuestra, de nuestra casa,
asuma valientemente su compromiso al servicio de Jesucristo y de su Iglesia. Amén
Echar las redes juntas, en comunidad,
como hermanas y compañeras seguidoras de Jesús
La importancia de la comunidad en nuestro seguimiento a Jesús, nos impulsa a vivir en la búsqueda del “más” que se hace visible en nuestra vida cotidiana. Esto nos pide examinar con sinceridad nuestros estilos de vida, estar atentas a la introyección de algunos valores del mundo de hoy, que no son coherentes con el evangelio, y a dar nombre a los vacíos e insatisfacciones que nos restan vitalidad.
Como Capítulo General percibimos una fuerte llamada del Señor a la conversión, a reordenar la vida para avanzar con nuevo impulso hacia el horizonte del Reino, una llamada que nos compromete a:
- Alimentar lo que da sentido a nuestra vida: la centralidad en el Señor y el servicio al Reino. Nos exige escuchar la Palabra, cuidar la oración, la mirada evangélica a la realidad, el examen, la relectura de la vida, la formación, profundizar en el carisma y la espiritualidad de la Compañía.
- Apostar por la comunidad: creer en ella como lugar de crecimiento para todas, donde compartimos la experiencia de fe y la misión.
- Acompañarnos y apoyarnos en el seguimiento a Jesús: dejarnos hacer desde Él hermanas y compañeras.
- Buscar los espacios, tiempos y medios que encaucen el empeño por construir comunidad y lo verifiquen.
- Potenciar el proyecto apostólico comunitario como un camino que nos invita a salir del “yo” para construir el “nosotras” y como un instrumento que nos oriente hacia el horizonte común y nos ayude a revisar nuestra vida.
- Fortalecer una dinámica comunitaria de discernimiento que permita abordar con seriedad y hondura la calidad de nuestra vida para que sea coherente con las exigencias de nuestra vocación: el servicio apostólico, las relaciones, la organización y utilización del tiempo, el uso de medios... Cuidar que los ritmos de vida sean equilibrados, que armonicen la oración, el trabajo, la formación, el descanso… Revisar tanto la sobrecarga en el trabajo de algunas religiosas como la poca tarea de otras.
- Reforzar el sentido comunitario y comprometernos unas con otras en el seguimiento a Jesús: hacer posibles unas relaciones humanizadoras y educadoras; alimentar la confianza y el diálogo respetuoso y claro; abordar los conflictos y las dificultades personales y comunitarias; estar dispuestas a vivir la corrección fraterna como ayuda mutua.
- Cuidar la referencia y el compromiso con los pobres y excluidos, de modo que afecte nuestra vida, la confronte y la modifique.
Dar pasos personales, comunitarios y como Cuerpo Apostólico en nuestra vida de seguimiento a Jesús pobre, según el espíritu de las Constituciones:
- estilo de vida sobrio y sencillo;
- ambiente de austeridad y acogida para mantenernos libres frente a la sociedad de consumo;
- atención a los más pequeños y pobres;
- discernimiento de los bienes empleados en la misión;
- responsabilidad en el uso personal y comunitario de los bienes;
- revisar en qué contextos están situadas nuestras comunidades.
- Resituar, según nuestra espiritualidad, la autoridad y la obediencia:
- Revitalizar el papel de la superiora local y buscar nuevos modos de acompañar a las personas y comunidades desde el Gobierno Provincial.
- Formarnos para vivir hoy la obediencia, la corresponsabilidad y el servicio de Gobierno.
- Configurar comunidades consistentes, donde se puedan hacer planteamientos serios de vida y misión, y sean ayuda para vivir de modo exigente las diferentes etapas de la vida. Responsabilizarnos de su consolidación.
Para seguir pensando:
Si bien este apartado no va dirigido específicamente a los laicos, resulta muy valioso y un mensaje en sí mismo que las hermanas hayan decidido compartir este compromiso con nosotros, dando cuenta de que no es un caminar paralelo, sino en compañía.
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