¡ESTAMOS EN MARCHA!
Hoy es un día especial, lleno de paradojas, porque entre nosotros se están dando sentimientos encontrados: alegría por el trabajo compartido, tristeza por la despedida de los laicos, esperanza e ilusión por todo lo que resta por hacer, nostalgia porque sabemos que lo vivido aquí es único e irrepetible. Entre nosotros ha soplado el Espíritu en momentos de reuniones y reflexión y también en multitud de charlas y risas compartidas. Juntos, religiosas y laicos, hemos caminado tratando de sortear obstáculos, de descubrir sendas y atajos, de cruzar puentes y otear nuevos horizontes. Hemos llenado la mochila de proyectos, experiencias, expectativas y compromisos. Juntos, hoy más que nunca, nos sentimos herederos de una larga tradición, del sueño de una mujer comprometida, Juana de Lestonnac, que trató de dar respuestas imaginativas y valientes a los retos de su tiempo; somos portadores de una llama que ella nos ha legado para que no se apague y podamos traspasarla a las nuevas generaciones; una llama que alumbra con fuerza y despeja las sombras del camino. Nuestras manos están abiertas y tendidas para acoger y acompañar a aquellos que caminan con nosotros y también a los que se van quedando en la cuneta; y en esta andadura, sentimos la presencia y el aliento de María, que nos ayuda a decir sí a este reto que Dios nos ha ofrecido. Tenemos la certeza de que el recorrido es mas fácil si lo hacemos juntos y que el camino, como dijo el poeta, se hace al andar. ¡ESTAMOS EN MARCHA!
Hoy es un día especial, lleno de paradojas, porque entre nosotros se están dando sentimientos encontrados: alegría por el trabajo compartido, tristeza por la despedida de los laicos, esperanza e ilusión por todo lo que resta por hacer, nostalgia porque sabemos que lo vivido aquí es único e irrepetible. Entre nosotros ha soplado el Espíritu en momentos de reuniones y reflexión y también en multitud de charlas y risas compartidas. Juntos, religiosas y laicos, hemos caminado tratando de sortear obstáculos, de descubrir sendas y atajos, de cruzar puentes y otear nuevos horizontes. Hemos llenado la mochila de proyectos, experiencias, expectativas y compromisos. Juntos, hoy más que nunca, nos sentimos herederos de una larga tradición, del sueño de una mujer comprometida, Juana de Lestonnac, que trató de dar respuestas imaginativas y valientes a los retos de su tiempo; somos portadores de una llama que ella nos ha legado para que no se apague y podamos traspasarla a las nuevas generaciones; una llama que alumbra con fuerza y despeja las sombras del camino. Nuestras manos están abiertas y tendidas para acoger y acompañar a aquellos que caminan con nosotros y también a los que se van quedando en la cuneta; y en esta andadura, sentimos la presencia y el aliento de María, que nos ayuda a decir sí a este reto que Dios nos ha ofrecido. Tenemos la certeza de que el recorrido es mas fácil si lo hacemos juntos y que el camino, como dijo el poeta, se hace al andar. ¡ESTAMOS EN MARCHA!
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