lunes, 17 de agosto de 2009

Los lunes de agosto

Continuamos nuestros "lunes de agosto" con otras reflexiones de Anselm Grun

Orientar personas, despertar vidas

Por Anselm Grun

Voy a dar algunos pensamientos sobre las condiciones de la dirección, ya sea en la pastoral, en la familia, o en la empresa. Yo mismo hace treinta años soy mayordomo / ecónomo, es decir, dirijo la administración del monasterio, somos alrededor de trescientas personas, entre monjes y empleados, entonces es necesario conducir bien en esta situación. (…)

(…) Cuando hablo de conducción, no lo haré desde el punto de vista del sabelotodo, sino como alguien que quiere transitar un camino, quiero hacer referencia a la regla de San Benito, quien genera y describe las condiciones de una buena conducción-dirección para todo aquel que dirige alguna familia, es docente o dirige algún grupo; es decir, dirige a otros. (…)

(…) Sabio, en latín significa ‘gustar' ( sapere ), es decir, sabio es aquel que puede degustarse a sí mismo. Ustedes dirán: "la charla me ha dejado un gusto amargo, o desagradable, o bueno". Esto dependerá siempre de aquel que esta reconciliado consigo mismo, una persona así, emanará algo positivo al grupo, en directivos, suelo experimentar que tienen la intención de dirigir bien, pero como no ‘se conocen bien a ellos mismos', falsifican su conducta directiva a través de expresiones inconscientes, por ejemplo, alguien amable puede estar escondiendo detrás de esa amabilidad un desprecio por los hombres, esta persona irradiará algo que desprecia a otros. En alguien que quiere hacer del optimismo su <>, descubrimos en realidad, una persona muy pesimista y depresiva. Mi propia hermana me contó que va muy feliz a un oficio o a misa, y luego de este regresa deprimida. ¿Por qué?. Porque evidentemente el sacerdote profesa una buena teología pero ésta no está en armonía con él, sino que irradia aspectos depresivos, por eso es tan importante que seamos sabios, que nos conozcamos a nosotros mismos, que nos queramos a nosotros mismos, que sepamos degustarnos. A partir de allí, saldrá una buena irradiación. (…)

(…) Es muy importante que estemos reconciliados con nosotros mismos, porque de lo contrario podemos confundir conducir con herir, y de ninguna herida es posible generar vida. (…)

(…) Estas son entonces las condiciones para la conducción: el objetivo es que crezcamos en esa función aceptándonos a nosotros mismos como somos, y si logramos esto sabremos dirigir bien a los demás. (…)

(…) Hay que tener ideas nuevas, ser innovador, confiar en la propia intuición, no mirar que hacen los demás, confiar en nosotros, no ponernos bajo presión, ser creativos sin obligación. (…)

(…) Cuando doy seminarios de conducción o de gerenciamiento, para mi es muy importante identificar cual es el lenguaje con el que nos comunicamos en nuestra empresa, podemos pensar a la Iglesia como una empresa, el lenguaje es frío y muchas veces agresivo. Hay un libro de un alemán que analizó el lenguaje de Hitler y llamó a su libro "El tesoro lingüístico de un no ser humano", era un lenguaje no humano, y constató que también en los años sesenta en muchas oficinas se utilizaba ese lenguaje no humano, y es por eso que es tan importante que el lenguaje salga con calidez del corazón. Una vez tuve una discusión con un hombre que utilizaba un lenguaje muy frío, independientemente de a quien nos dirigimos debemos cuidar el lenguaje, tiene que ser un lenguaje que salga del corazón, solo el lenguaje que sale del corazón hace que la gente confluya, que se junte, porque el lenguaje frío separa. Conozco gente que rápidamente logra separar a sus colaboradores porque su propia división interna genera un lenguaje frío, y ese lenguaje frío separa a la gente. (…)

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