
LAS MUJERES DEL CALVARIO
Algunas mujeres
siguieron a Jesús
desde Galilea
hasta ese cerro ensangrentado
donde el imperio masculino
desplegaba con frialdad
de lanza y de martillo
su malicia entrenada.
La mirada jadeante de Jesús
las vio a lo lejos tan cercanas,
arracimadas,
prensadas unas contra las otras
por el espanto solidario
que una gota de ternura
se posó en sus ojos,
y se deslizó como un beso
por su garganta arada
y su corazón amigo.
Contemplaron lentamente
fieles a la realidad de sangre
y al amor desnudo.
Sólo ellas podrán contarnos
hasta la última herida.
Sólo ellas podrán decirnos
la última palabra de Jesús,
apenas asomándose a sus ojos,
como un secreto inagotable
que sólo al tercer día
pudo pronunciar su vuelo.
Ellas,
las mujeres de Galilea,
las mujeres del margen,
tan cercanas al dolor,
saben bien
que las heridas resucitan
cuando son ungidas
con lágrimas, miradas,
caricias y perfumes.
Por eso salieron
de madrugada,
cuando las criaturas
emergían de la noche,
para ungir un cadáver
la mañana del domingo.
B.González Buelta, sj
PIDO
Conocer, e identificarme, con el corazón de Jesús, que aún en este momento piensa en la humanidad.
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