Señor enciérrame dentro de ti.
Abrázame en lo más profundo de tu corazón
y cuando esté allí, refíname, purifícame,
avívame, enciéndeme y elévame a lo alto,
hasta que me convierta del todo
en aquello que tú quisiste que fuera.
Por la muerte purificadora de mi yo,
en el nombre de Jesús, el Cristo de Dios. Amén
Teilhard de Chardin
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