A Juana de Lestonnac:Al cumplirse 403 de vida de la Compañía de María, nos sale desde lo hondo del corazón decirte, Santa Madre, gracias.
Gracias por tu talla de mujer de fe, mujer de discernimiento, mujer osada y valiente, mujer madre y educadora. Gracias por tu búsqueda constante de la voluntad de Dios.
Gracias por habernos dejado un Proyecto de Vida Religiosa Apostólica capaz de evolucionar, en fidelidad creativa, en cada momento de la historia.
Santa Juana que tuviste un corazón compasivo y misericodioso, y que descubriste en los enfermos de peste de Burdeos el rostro sufriente de Jesús, pide al Señor para la Compañía el tender especialmente hoy la mano a los empobrecidos y marginados, a los pequeños y excluidos por esta sociedad injusta y deshumanizante.
Queremos guardar en el corazón esos 47 años de tu vida laical, que vivió perfectamente todo lo humano. Queremos pedirle al Espíritu tu sabiduría para vivir lo cotidiano y lo inesperado de la vida con fortaleza y fidelidad.
Te damos gracias de manera especial, porque en este nuestro tiempo, en que faltan las utopías y reina el desencanto, tú nos dejaste a Nuestra señora como síntesis de nuestra identidad.
Sí, seguiremos caminando con la llama encendida en África, América, Asia y Europa.
Saludamos a la comunidad educativa de Gualeguaychú, a las hermanas, a los docentes, a los alumnos y sus familias, por estos cien años de presencia apostólica en esa ciudad.
¡Muchas felicidades!
Gracias por tu talla de mujer de fe, mujer de discernimiento, mujer osada y valiente, mujer madre y educadora. Gracias por tu búsqueda constante de la voluntad de Dios.
Gracias por habernos dejado un Proyecto de Vida Religiosa Apostólica capaz de evolucionar, en fidelidad creativa, en cada momento de la historia.
Santa Juana que tuviste un corazón compasivo y misericodioso, y que descubriste en los enfermos de peste de Burdeos el rostro sufriente de Jesús, pide al Señor para la Compañía el tender especialmente hoy la mano a los empobrecidos y marginados, a los pequeños y excluidos por esta sociedad injusta y deshumanizante.
Queremos guardar en el corazón esos 47 años de tu vida laical, que vivió perfectamente todo lo humano. Queremos pedirle al Espíritu tu sabiduría para vivir lo cotidiano y lo inesperado de la vida con fortaleza y fidelidad.
Te damos gracias de manera especial, porque en este nuestro tiempo, en que faltan las utopías y reina el desencanto, tú nos dejaste a Nuestra señora como síntesis de nuestra identidad.
Sí, seguiremos caminando con la llama encendida en África, América, Asia y Europa.
Saludamos a la comunidad educativa de Gualeguaychú, a las hermanas, a los docentes, a los alumnos y sus familias, por estos cien años de presencia apostólica en esa ciudad.
¡Muchas felicidades!
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