"La Santísima Trinidad no es otra cosa que el Dios en comunidad de personas, expresión de amor y de verdad, de luz y de felicidad, que ha querido asociarse en una familia a todos los hombres y lo realiza en este círculo de luz que es la Iglesia, para hacer un llamamiento a todos los católicos a intensificar la santidad, la unidad, la relación con Dios y, desde allí, iluminar al mundo con la luz de Dios. Aquí quiero hacer un llamamiento específico a los laicos. Con una alegría intensa este pastor les manifiesta su agradecimiento a Dios porque en los laicos va despertando una conciencia de vivir su papel de Iglesia en el mundo. Porque si los ministros del altar, nosotros los sacerdotes, servimos a la Iglesia, es con una vocación específica; como las religiosas también; pero ustedes que están en el mundo, padres y madres de familia, maestros de escuela, profesionales, obreros, jornaleros, empleados, señoras del mercado, el laicado en general, como transformarán al mundo ustedes llevando esa presencia de Dios que llevan en su corazón como antorcha que ilumine ese ámbito de sus actividades"
(Mons. Oscar Romero, 5/6/1977).
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