lunes, 19 de septiembre de 2011

Los lunes de Septiembre


Y, al final del día, el salario, igual para todos,
aunque nos pueda parecer injusto.
Es un «jornal de gloria» en el que prima cada persona.
El pago es formar parte de una familia
y construir comunidades de vida y misión.
El pago es confortar a quienes sufren
en la vida, ser samaritanos ante las víctimas
de nuestro mundo. El pago es congregarnos
para celebrar a un Dios que lo ha dado todo,
por amor. El mayor pago es la experiencia
de Jesucristo, Señor de la vida y de la
Historia. ¿Puede haber pago mayor?
Muchos participamos en esta tarea.
Aún queda mucho por hacer para que todos seamos
protagonistas, corresponsables y miembros
activos de la comunidad.

Santiago Aparicio

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